Galápagos: las islas encantadas
Por su espectacular riqueza paisajística y la gran variedad de su flora y fauna, las islas Galápagos -situadas a más de 950 kilómetros de las costas del Ecuador- son una obsesión y un destino ineludible para los exploradores y viajeros que anhelan estrechar sus lazos con la naturaleza.
La brisa marina, el graznido de las aves y quizás hasta el lejano rugido de un león marino, podrían convertirse en frecuentes acompañantes en un viaje por Galápagos.
Entregarse al mar y su vaivén eterno para descubrir los enigmas de un archipiélago volcánico, en el que existen millares de tortugas gigantes y remolonas, iguanas de origen prehistórico que se "bañan de sol" en los acantilados y aves de vivaces colores o tenebrosos plumajes, que no se cansan de volar y de alborotar al viento.
Las Islas Galápagos se encuentran a casi mil kilómetros de distancia del continente. Con un alto grado de vegetación y fauna endémicas, constituyen uno de los paraísos naturales del planeta. Es uno de los Parques Nacionales más apetecidos del mundo. Fauna y flora son verdaderamente únicas. Interminables playas de arena clara, color marfil, como Tortuga Bay, son parte de su entorno, así como túneles de lava, zonas de buceo, una reserva marina y, por supuesto, sus animales prehistóricos y bellísimas y coloridas aves. Trece son sus islas principales y su clima es subtropical. Tiene dos aeropuertos que conectan con Quito y Guayaquil.
Consideradas como un laboratorio al aire libre, este archipiélago del Océano Pacífico tiene 125 islas (5 habitadas) e islotes de origen volcánico, que habrían emergido del fondo submarino de 3 a 5 millones de años atrás. Su superficie total es de 8.009 kilómetros cuadrados, 97 por ciento de los cuales forman parte del Parque Nacional Galápagos.
Fue en estas islas, descubiertas en 1535 por el clérigo español Fray Tomás de Berlanga, donde el célebre naturalista Charles Darwin halló los fundamentos que sustentaron las tesis y teorías de su revolucionario El origen de las especies, libro publicado en 1859, 24 años después de que el autor desembarcara por primera vez en Galápagos.
Descubrir, investigar, ser parte de una aventura única en un lugar único y exótico: Galápagos, islas engreídas por la naturaleza que le regaló incomparables encantos.
Una historia agitada
Las islas emergieron de las profundidades marinas hace millones de años, como producto de las continuas erupciones de volcanes submarinos que empujaron grandes masas de materiales hacia la superficie del océano, configurando de esta forma una sorprendente cantidad de islas e islotes en cuyo interior se elevan hoy en día algunos volcanes; el de mayor importancia, Wolf, alcanza una altura de 1.707 mts. El volcanismo, relativamente activo, es parecido al tipo hawaiano caracterizado por conos extendidos en forma de escudos, coronados por enormes calderas.
Fray Tomás de Berlanga, por el año 1535, navegaba desde Panamá por el Océano Pacífico o mar del Sur, cuando se encontró sin viento para su velero ("al pairo", en términos náuticos) y se percató que la corriente lo llevaba hacia el oeste, alejándose del continente. Cuando un día divisó tierra, había descubierto las islas Galápagos, sin proponérselo. No se sabe si antes de esta fecha las islas recibieron otros visitantes. Algunos historiadores suponen que quizás balsas o navíos de tribus de litoral (manteños, huancavilcas) llegaron a las islas, pero de eso no se tiene pruebas. Hay la creencia de que las descubrió Tupac-Yupanqui mientras se producía una erupción en el archipiélago y que a las dos islas las llamó Ninachumbi y Huahuachumbi. Después de Tomás de Berlanga las islas han sido ocasionalmente encontradas por navegantes desviados de sus rutas debido a las corriente marinas. Pronto se empezaron a tejer leyendas sobre ellas, bautizándolas como islas Encantadas. Con esa denominación permanecieron hasta 1570 en que hubo confirmación de su existencia al figurar en la carta del flamenco Ortelius bajo el nombre de "islas de los Galápagos". Durante la colonia, el archipiélago fue visitado con frecuencia por los piratas que hicieron de ellas lugares de escondite o de descanso para arreglar sus naves. Durante toda esta época (siglos XVII y XVIII) las Galápagos fueron "tierra de nadie". Cualquier aventurero podía llegar a ellas y hacer lo que tuviera en gana.
Los nombres ingleses
El pirata Ambrose Cowley bautizó a las islas en 1684, dándoles nombres ingleses que aún prevalecen y corresponde a personajes de aquellas épocas. Los nombres de las islas principales según el bautizo del pirata son: Chatham (San Cristóbal), Hood (Española), Charles o Floreana (Santa María), Narborough (Isabela), Tower (Genovesa). Debe aclararse que Ambrose Cowley, además de pirata, fue un distinguido historiador inglés.
La piratería
Durante mucho tiempo las islas fueron visitadas por los piratas, especialmente para reabastecerse y carenar sus naves. Los piratas ingleses "trabajaban" para la corona británica que organizaba escuadras con el objeto de atacar a los galeones españoles que navegaban cargados de oro de los puertos americanos. Uno de los lugares favoritos de los filibusteros fue la denominada "Caleta Bucanero" en la isla Santiago. Los más famosos piratas que navegaron por el archipiélago fueron: Davis, Cook, Wajer, Dampier, Cowley y Eaton. Las islas servían también de escenario para el reparto del botín y por ello circula la leyenda de que en las islas existen tesoros enterrados por los piratas.
De balleneros y conquistas
De 1780 a 1860 las Galápagos se convirtieron en destino de centenares de barcos balleneros ingleses y norteamericanos que junto con los cazadores de focas y tortugas dieron muerte a miles de animales. Las tortugas se llevaron vivas unas sobre otras en las bodegas de los barcos para matarlas a medida que las necesitaban para obtener carne fresca y fino aceite.
En el siglo XIX los norteamericanos desplazan la preeminencia británica. El capitán David Porte en 1812 convirtió las islas en base de sus operaciones y trató de apropiarse de ellas para su país.
Debido a su posición estratégica y a su riqueza, las isla Galápagos no han dejado de ser codiciadas por las grandes potencias marítimas occidentales. Hasta la independencia las islas estuvieron bajo el dominio de la corona española. Después de su incorporación al territorio del Ecuador el 12 de febrero de 1832 continuaron siendo objeto de esta codicia extranjera. En no pocas ocasiones también algunos gobiernos ecuatorianos han pensado ceder las islas a otras potencias. Para el pago de la deuda inglesa contraída por la independencia los representantes británicos pusieron el ojo sobre ellas. Posteriormente la expectativa de encontrar guano (fertilizantes muy codiciados en aquella época) volvió a mover los intereses norteamericanos. En 1854 se suscribió un tratado que felizmente el Congreso Nacional no aprobó. En él se cedía las islas por un plazo indefinido para una concesión de guano a la firma norteamericana Bissot y Benjamín. El Ecuador según el convenio debería recibir un préstamo para cancelarse con las regalías de la concesión, estableciéndose una virtual hipoteca sobre las islas.
Desde las últimas del siglo XIX, superado el interés británico, el archipiélago fue solicitado por los Estados Unidos. Este gobierno esgrimió la tesis de que las islas no pertenecían al Ecuador, pues eran "res nullius" (tierra de nadie). El gobierno norteamericano inició una agresiva presión diplomática tendiente a forzar la enajenación de las islas. En 1889, con motivo de a reunión de la Primera Conferencia Panamericana en Washington, los intereses norteamericanos sobre las islas volvieron a hacerse presentes ante el delegado ecuatoriano, pero sin éxito. Después de la revolución liberal de 1895 un consorcio europeo ofreció 25 millones de dólares por su venta y el gobierno de Francia propuso el arrendamiento de un puerto libre por 100 millones de francos. Así a través del tiempo el archipiélago encantado fue el objeto de deseo de muchos, pero la conciencia de su valor natural y ecológico se fue imponiendo a los intereses económicos.
Y un presente con conciencia ecológica
En los años recientes diversos sectores de la sociedad han sostenido la necesidad de regular más las corrientes turísticas que van a Galápagos porque esta presión que escapa a los controles normales perjudica el medio ambiente de las islas y puede alterar el comportamiento y la vida de los animales que por siglos han gozado de una naturaleza que el hombre no ha alterado. Una explotación turística de las Galápagos que no sea convenientemente regulada podría terminar con las especies y con este laboratorio natural. Por esta razón se ha determinado la inconveniencia de crear en las Galápagos una infraestructura turística que atraiga a un turismo masificado y depredador. Una parte del control turístico lo realizan los guías naturalistas que son profesionales formados en cursos especiales para instruir a los visitantes sobre los valores biológicos de la región y el respeto a la naturaleza
Un museo natural
Las características de su fauna y flora convierten a las islas Galápagos en un territorio único en el mundo. Respecto a la fauna marina, existen 625 especies y subespecies nativas, de las cuales cerca del 36% son endémicas. Un alto porcentaje de su fauna también es endémico: todos los reptiles (salvo dos especies de tortugas marinas), numerosos mamíferos e invertebrados y alrededor del 23% de los peces costaneros. En 1930 empiezan la preocupación del Ecuador y de los científicos del mundo para evitar que se destruya este museo natural. En 1936 se declaran zonas de reserva de flora y fauna a 14 islas del archipiélago.
De origen volcánico, el archipiélago está formado por trece islas grandes, seis menores y 42 islotes, localizadas al norte y al sur de la línea equinoccial; el 97% de la superficie total de las islas es parte del Parque Nacional Galápagos, a excepción de las áreas habitadas en Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela, Floreana y la isla Baltra. Constituyen el primer Parque Nacional Ecuatoriano; fue establecido en 1936 con la finalidad de preservar en estado natural a su flora y fauna, y a los excepcionales paisajes que componen su escenario. En 1959, con el objetivo de administrar esta área, se establece el Servicio Parque Nacional Galápagos, que es la entidad estatal encargada de la ejecución de los diversos programas de conservación y manejo de las Islas. En ese mismo año, a raíz del centenario de la publicación de libro "El Origen de las Especies", se crea la Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos, institución de carácter privado que nace con los auspicios de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (UNESCO), y la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN); cinco años más tarde, en la Isla Santa Cruz, se crearía el brazo operativo de la Fundación: la Estación Científica Charles Darwin.
En 1979, el Comité de Patrimonio de las Naciones Unidas, por solicitud del gobierno ecuatoriano, designa a Galápagos como Patrimonio Mundial de la Humanidad y, posteriormente, en 1985, también declara a las Islas como Reserva de Biosfera.
La Reserva Marina Galápagos
La visita turística a Galápagos es generalmente terrestre, pero como complemento se realizan actividades en altamar. En los sitios asignados para visita marina, se puede realizar buceo de superficie y de profundidad para observar la fascinante flora y fauna cubierta por el mar: arrecifes de coral, lobos marinos, ballenas y tiburones ballena, rayas y mantarayas, peces espada, tiburones martillos, tortugas, iguanas... la lista continúa interminable. Como parte de la operación turística legalmente autorizada, varias embarcaciones ofrecen actividades de buceo.
El buceo en Galápagos es una actividad que no debe tomarse a la ligera; las maravillas submarinas a menudo desvían la atención de factores importantes como las fuertes corrientes marinas y las agudas protuberancias de lava, que hacen de algunos sitios, lugares peligrosos para el buzo principiante.
Principales Islas y sitios de visita turísticos
Son en total 54, distribuidos en las diferentes islas. Las visitas a estos lugares se deben hacer únicamente con la compañía de un guía naturalista, y caminando por los senderos asignados. Los sitios destinados para realizar visitas poseen características: navegar, desembarcar y caminar, esa es la mecánica para conocer estas islas del Pacífico, que ofrecen a los viajeros la posibilidad de entrar en contacto con diversas especies que por carecer de depredadores naturales, no sienten temor ante la proximidad del hombre.
Santa Cruz: Es la isla más poblada de Galápagos y la segunda en tamaño. Una bahía (bahía de la Academia) en que el mar tiene un color turquesa permite la entrada a puerto Ayora. Aquí se encuentra la Estación Científica Charles Darwin, en la que se presenta información sobre las islas. En el criadero de tortugas gigantes los visitantes pueden acercarse y tomarse pintorescas fotografías.
También se pueden visitar los Tubos de lava, túneles de lava solidificada, el Cerro Crocker, atalaya natural de 860 metros que permite observar la vegetación y la Reserva Tortuga, lugar en el que estos fantásticos animales, se encuentran en absoluta libertad.
Además en la parte alta de la isla se puede disfrutar y conocer de su magnífica vegetación.
Plaza Sur: Cientos de leones marinos, iguanas terrestres, aves marinas que anidan en los acantilados y un bosque de cactus, convierten a esta pequeña isla de 13 hectáreas, en un destino interesante. Se visita el sector oriental de la isla.
Santiago: Paisajes volcánicos, lobos marinos, flamencos y gavilanes, son atractivos más que suficientes para animarse a darle un vistazo a la Bahía Sullivan, la Caleta Bucanero, la playa Espumilla y Puerto Egas, que son parte de esta isla.
Isabela: Es la más grande de Galápagos, y su lugar de acceso es Puerto Villamil. Tiene una extensión de 4600 kilómetros cuadrados. Su actividad volcánica es interesante y son de particular interés: el Cerro Azul (1690 metros), el Wolf (1645 metros), el Darwin (1280 metros), el Alcedo (1097 metros) y el Santo Tomás (1490 metros); además, la isla posee tortugas gigantes, iguanas, flamencos, cormoranes no voladores y pingüinos. Se puede recorrer un sendero interpretativo en el Centro de Crianza de Puerto Villamil, importante sitio de visita, donde se mantienen tortugas adultas, juveniles y recién nacidas.
Floreana: Su puerto de acceso es Playa Prieta donde se encuentra la población. Los balleneros del siglo XVIII solían dejar el correo en esta isla en el buzón de correos establecidos por Colnett en 1793. En Punta Cormorán -uno de sus puertos de desembarco- hay una bonita laguna sólo habitada por flamencos, además de algunos lobos marinos y piqueros de patas azules en sus alrededores. Existe un cono volcánico semi-sumergido llamado Corona del Diablo, ideal para hacer buceo superficial ó buceo de profundidad para observar corales y diversa fauna marina.
Y como un recorrido alternativo, en la parte oriental de la isla se halla la bahía de las cuevas donde según la tradición se alojaban los piratas.
Española: Es una isla deshabitada de 60 kms. pero llena de fauna variada. Es notable la colonia de albatros y los piqueros. Se recomienda visitar el hueco soplador (un surtidor que eleva el agua del mar a gran altura). Especies endémicas como el albatros, el cucuve, la lagartija y la iguana marina se encuentran aquí. Tortugas gigantes repatriadas habitan también la isla como resultado del Programa de Reproducción en Cautiverio llevado a cabo por el Parque Nacional Galápagos y la Estación Científica Charles Darwin; no obstante, estas tortugas no están a la vista del turista.
San Cristóbal: Es la segunda en población de Galápagos. En el puerto Baquerizo Moreno se puede visitar el museo de los padres Franciscanos y escalar la roca León Dormido, para obtener una excelente panorámica de la zona. Aquí existen dos especies de fragatas y una de cucuve endémico a la isla; en Punta Pitt se pueden apreciar tres especies de piqueros. Además, existen al interior de esta isla lagunas y riachuelos de agua dulce. Se recomienda conocer: bahía y cerro de las Tijeretas, el León dormido (formación rocosa), la laguna del Junco en la parte superior de la isla.
Genovesa: Es uno de los pocos lugares en donde anidan piqueros de patas rojas. Única isla del norte del Archipiélago en la que se cuenta con sitios de visita terrestres.
Bartolomé: Es una isla pequeña al este de la Santiago. Desde la cima de la isla se tiene una hermosa vista panorámica. La isla tiene numerosos cráteres y sulfatares. Pueden verse pingüinos.
Sumergiéndose
Quienes llegan a Galápagos, no deben desaprovechar la oportunidad de sumergirse en el mar, para estar cerca de algunas de las 307 especies de peces que hay en las islas. Los "encuentros cercanos", incluyen desde rayas y mantarayas hasta tiburones.
En ciertos sectores de la Reserva Marina de Galápagos, es posible realizar buceo de superficie y profundidad y tener contacto con las impresionantes especies acuáticas que viven bajo la superficie del mar: arrecifes de coral, ballenas, tiburones ballena, tiburones martillo, rayas, mantarrayas, peces espada, tortugas… Por el fondo del Océano se desplazan fuertes corrientes marinas y protuberancias de lava que los deportistas deben tomar en cuenta mientras miran los maravillosos habitantes del agua. Otros hábitats marinos son los fondos rocosos, las paredes verticales de roca y los manglares. De igual forma, hay fenómenos naturales que afectan el área como los afloramientos de aguas frías y el Fenómeno de El Niño.
Son lugares apropiados para el buceo con tubo (snorkel): la Gruta de los Osos Marinos (aventura en la que será acompañado por estos animales), la Roca del Pináculo (verá peces tropicales y grupos de pingüinos cazando en las aguas) y la Corona del Diablo (con suerte, las crías de los leones marinos nadarán a su lado).
Playas vírgenes
Tortuga Bay, ubicada en Puerto Ayora (Isla Santa Cruz), es uno de los lugares más visitados y apetecidos del Archipiélago. Se trata de dos playas interminables, separadas por una punta de manglares y con arenas color marfil. En Floreana está, en cambio, la Playa Negra, de lava. En la Isla Santiago también hay playas ideales para la natación. Otros sitios son Playa Ochoa (San Cristóbal), Playa Espumilla (Marchena) y Playa Bahía Darwin (Genovesa).
Una naturaleza particular
Las islas no son más que las cimas de volcanes basálticos que se elevan aproximadamente a 1.5 kms. de la plataforma del mar. Estas islas pueden haberse formado hace 5 o más millones de años. Sobre las islas se observa una cantidad de conos volcánicos. El de mayo altitud es el Cerro Azul en la isla Isabel. Hay volcanes con calderas de 4 y 9 Kms. de diámetro y con profundidades de hasta 1.000 mts. Galápagos es uno de los veinte puntos calientes de la tierra, donde se manifiesta la actividad ígnea del planeta. En estos lugares la actividad volcánica es constante.
Cerca de las islas Galápagos pasan dos corrientes marinas: La de Humboldt, que es fría y nace en el sur de Chile, y la corriente cálida del Niño. Estas corrientes determinan el clima de las islas, que debería ser ardiente y húmedo por estar situadas en la zona ecuatorial, sin embargo es todo lo contrario. El llamado fenómeno del Niño consiste en la presencia de una gran masa de agua caliente de baja salinidad en la costa noroccidental del continente lo cual produce fuertes marejadas y torrenciales aguaceros, inundaciones y desbordamientos de ríos en la costa.
Los suelos se han desarrollado a partir del basalto sea en forma de lava o piroplastos (cenizas, pómez). La debilidad y fragilidad de la capa superficial cuando no está protegida favorece la filtración de las aguas hacia napas subterráneas. A partir de 150 metros de altitud el suelo es utilizable en trabajos de explotación agrícola en el que los colonos y agricultores aplican sistemas rudimentarios de labranza.
Flora
Se han identificado en el Archipiélago 220 especies de plantas endémicas, 399 nativas y 119 introducidas; esta flora fue transportada por los vientos, el mar, el hombre o bien por las propias aves que emigraron desde el continente llevando en sus plumas, patas y picos algunas semillas y esporas que pudieron germinar en el suelo insular, modificando, con el transcurrir del tiempo, su propia estructura y fisiología como resultado de su aclimatación al nuevo medio de vida. Semillas o esporas que han pasado de una isla a otra han originado especies enteramente nuevas donde se ha repetido el proceso de evolución. Muchas semillas han llegado traídas por el viento, navegando sobre masas de vegetación o transportadas en los vuelos migratorios de las aves. Todas estas especies, lo mismo que las zoológicas, han realizado el proceso de "adaptación al ambiente" como lo demostró Darwin.
Se diferencian seis zonas de vegetación: la costera, con plantas que toleran altos niveles de sal (manglares y mirtos, entre otras); la árida, donde crecen plantas espinosas (cactus); la de transición, con hierbas perennes y arbustos pequeños; la alta y húmeda, aquí pueden verse algarrobos, hongos y guayabos; la miconia, usada para los cultivos de café, naranjas y otra frutas; y la zona más alta, dominada por helechos y juncias.
Las islas bajas son desérticas debido a la baja humedad del ambiente y a la falta de lluvias. En cambio, las que son más elevadas reciben lloviznas y aguaceros. En la zona seca, entre rocas desnudas se observan plantas raquíticas o espinosas de flores pequeñas. Es la zona de los cactos, de los palos santos, algarrobos y líquenes. Cuando cae lluvia la región reverdece inmediatamente pero ello es efímero. En la zona húmeda baja crecen grandes helechos y otras variedades siempre verdes (matasanos, uñas de gato, rodillas de caballos, etc.). En la zona húmeda alta (entre 200 y 500 mts. de altura) crecen el guayabillo, pasiflora, cafetillo, musgos, hongos, huicundos. Abunda el árbol de la guayaba u otras especies del páramo andino. Se han sembrado cítricos que se desarrollan en forma exuberante, lo mismo que hortalizas, maíz y papa. Lo interesante es que cada isla tiene sus propia plantas endémicas, lo mismo que su propia fauna. Debido a estas adaptaciones algunas especies de las islas son únicas en el mundo, y muchas son similares a las del continente americano.
Fauna
El gran interés científico y turístico en el ámbito mundial por este archipiélago ha sido originado, en gran parte, por la facilidad para observar diferentes especies de una fauna variada que incluye a la tortuga gigante, de la cual persisten 11 de las 14 subespecies originales.
Otros animales característicos son el piquero patas azules, los pinzones de Darwin, las fragatas, la iguana marina y las iguanas terrestres y marinas, los leones y lobos marinos.
Los mamíferos originarios de las islas son cuatro especies de ratones endémicos y dos murciélagos; en Galápagos no hay anfibios. El resto de fauna terrestre, como cabras, asnos, cerdos, caballos, vacas, perros, gatos y ratas, ha sido introducida desde el continente por piratas, balleneros y colonos en los últimos siglos.
Las Tortugas
Las tortugas gigantes o galápagos pertenecen al grupo más antiguo de lo reptiles y los zoólogos las han clasificado en 14 razas o subespecies que pertenecen a tres grupos: las tortugas marinas, las de agua dulce o semiacuáticas y las tortugas terrestres. Las galápagos han estado a punto de exterminarse debido a la cacería efectuada en el pasado por marinos que navegaban en barcos balleneros. Se calcula que, a principios de siglo, una flota ballenera norteamericana capturó más de 13 mil tortugas. Debido a este exterminio, dos especies de tortugas de la isla Santa Fe y Floreana desaparecieron y de otra especie de la isla La Pinta quedan solamente un ejemplar macho en la estación Darwin al que se lo bautizó como "el solitario Jorge".
Aves
Galápagos alberga numerosos géneros y especies de aves terrestres y marinas. Hace millones de años, pájaros migrantes llegaron a las islas y los procesos de adaptación modificaron las especies, diferenciándolas de las del continente. Llaman la atención los flamencos rosados que con seguridad son las aves más hermosas que llegaron a las islas. Se los encuentra en las lagunas de Floreana e Isabela. Otras aves interesantes son las fragata real y la fragata común (Seymour norte), los piqueros enmascarados (Genovesa), los pingüinos (Isabela), los Albatros (Española) y los pinzones que se reafirmase en su teoría de la evolución.
Las iguanas
Las iguanas son una especie interesante de reptil de las islas Galápagos. Las hay de dos clases: las marinas y terrestres, cada una con características diferentes. Las primeras son de color oscuro, casi negro; Darwin las llamaba "los pequeños genios de la noche". Estas iguanas descansan sobre los peñascos de lava y se mantienen en absoluta inmovilidad, pues solamente se mueven cuando alguien se aproxima a ellas. Su lomo es una cresta con puntas y Teodoro Wolf consideró que la iguana marina es el único representante que queda de los dinosaurios marinos que en edades remotas poblaron el planeta. Viven en la costa de todas las islas, en todos los escollos más ásperos y se alimentan de algas de mar. La iguana terrestre es de color amarillo oscuro, se alimenta de los cactos, de hojas de palo santo y moyuyo. Viven por lo general en las partes más áridas de las islas, en madrigueras de 15 a 20 centímetros de profundidad que ellas mismas excavan. Su número ha decrecido, excepto en Fernandina gracias al aislamiento que las ha preservado.
Lobos marinos
Un fenómeno curioso es la presencia en las islas Galápagos de lobos marinos que es una especie propia de los mares glaciales. Quizás su presencia se deba a la corriente fría de Humboldt. Los lobos marinos se encuentran principalmente en las islas Plaza Sur, Santiago y Fernandina. En la isla Genovesa están las focas peleteras que son las únicas de este tipo que viven en agua tropicales. Seguramente llegaron arrastradas por la corriente de Humboldt. Esta foca es huraña y prefiere los acantilados.
La guía
Cómo llegar: Se llega a las Islas Galápagos exclusivamente por vía aérea desde Quito ó Guayaquil a través de vuelos disponibles todos los días de la semana. Por vía marítima el acceso puede hacerse ocasionalmente, sin embargo, las condiciones del viaje son muy precarias.
El transporte entre los centros poblados de las islas se realiza en botes de cabotaje. En Santa Cruz, San Cristóbal, Isabela y Floreana existen caminos de segundo orden que permiten un acceso restringido a unos pocos sitios de visita; la mayoría de estos sitios son senderos cortos a los que más bien se llega en embarcaciones autorizadas por el Servicio Parque Nacional Galápagos.
Cuándo Ir: Si quiere disfrutar al máximo el esplendor de las Islas Galápagos, visítela entre los meses de enero y mayo, cuando el clima es cálido y soleado. Adicionalmente, la temperatura del agua alcanza los 23 grados centígrados. Eso sí, tenga presente que en algún momento se desatará una lluvia tropical. Llevar un impermeable o un paraguas a la mano, no es una idea descabellada.
En los otros meses del año las lluvias son esporádicas, pero los días se caracterizan por la neblina; además, las aguas están sumamente frías y el viento sopla con fuerza.
Clima: Predomina el piso subtropical con climas secos y muy seco cuya temperatura oscila entre 18 y 22 grados centígrados.
Transportes: El archipiélago está concentrado a continente por aire y mar. Desde Guayaquil los cruceros en barco son de 37 días. desde Quito y Guayaquil hay transporte aéreo a las isla de Baltra y a San Cristóbal. Los servicios turísticos más importantes están en la isla Santa Cruz.
Impuestos: Tanto en los restaurantes como en los hoteles se aumenta al precio final el impuesto al valor agregado (IVA) que equivale al 12% del consumo y un impuesto del 10% por servicio.
Propinas: Guías de turismo, porteros, meseros y otros trabajadores relacionados a la industria del turismo son usualmente recompensados con propinas. Usualmente a los choferes de taxi no se les da propina.